Es indispensable que los empleados de las farmacias cuenten con una formación académica completa para la prestación del servicio al paciente. La normativa (Decreto 2200 de 2005) exige que las personas encargadas de la dispensación de medicamentos tengan formación en el área, en alguno de los tres niveles académicos: Auxiliar en Servicios Farmacéuticos, Regente de Farmacia o Químico Farmacéutico.
El sistema de gestión de la calidad le exige al director técnico que tenga un cronograma de capacitaciones permanentes, las cuales forman parte de las obligaciones del dispensador (Decreto Único Reglamentario del Sector Salud y Protección Social, 780 de 2016), estas capacitaciones deben abordar temas científicos, técnicos, administrativos y asistenciales.
Para Fabio González, coordinador académico del programa de Servicios Farmacéuticos del Centro de Capacitación Unisalud, “el mayor error parte de la interpretación errónea de la orden médica o de la solicitud del producto de venta libre, esa interpretación no es solo la lectura correcta, hay que conocer el entorno del paciente, sus expectativas y sus limitaciones, en general enfocar la dispensación como parte de un servicio comunitario”.
Por su parte, Antistio Alviz Amador, químico farmacéutico, PhD en Ciencias Biomédicas y docente de la Universidad de Cartagena, sugiere que para mitigar los errores en la dispensación deben realizarse capacitaciones en “legislación farmacéutica, atención farmacéutica, farmacología, capacitaciones sobre productos farmacéuticos de las principales compañías que contratan con las farmacias, manejo de desechos y residuos, protocolos de bioseguridad y medicamentos OTC”
Fuente. Periódico el Tiempo